En el centro del valle silencioso,
Donde el tiempo te invita a contemplar,
Crece un árbol que no solo promete,
Si no que piensa, sueña e inspira a innovar.
Sus raíces no son de tierra solamente,
Radian hilos de luz, corrientes que ascienden,
Inteligencia alimentando lo humano y lo azul,
Fruto que guiara, nuestro destino artificial.
Entre frutos rojos de historias pasadas
Destella una manzana distinta,
Azul, luminosa e inesperada,
La huella viva de una futura alianza,
La destreza del corazón y la certeza de la inteligencia como aliada.
Una manzana cae, como antaño,
Cuando Newton descubrió la gravedad,
Y con ella la modernidad,
Una promesa, de que todo en un segundo, podría cambiar.
Hoy, otra manzana cae cautelosa,
Anunciando algo mayor,
La semilla de una nueva era,
Donde la ficción y la razón se vinculan para ser uno, en dos.
En la hierba yace un fruto marchito,
Recuerdo de lo que dejamos atrás,
Lo viejo se transforma en semilla,
Pues cada final anuncia un comenzar.
Y allá en el cielo, tímida
Una estrella nos observa sin hablar,
Es un ojo que guía nuestros pasos,
O el faro del destino al que aspirar?
Con la fuerza de este árbol vivo,
Con la chispa azul que nos invita a soñar,
Sabemos que hasta las estrellas
Podremos juntos alcanzar.
Amalinali Pacheco